Me asomé a la ventana y me di cuenta del día que era hoy aquí, en Bruselas, eso o estaba atrapada en el tiempo y vivía en bucle el día de la madre, que también pudiera ser, como decía mi madre: "Quien hambre tiene con pan sueña" y que cierto es.
Como decía, me asomé a la ventana, como cada mañana, y vi bajarse de un coche a una mujer con un precioso ramo de flores, cual portera de ventana me quedé a observar, llamó por teléfono y al momento bajó una mujer con edad de abuela, alegre abrió la puerta del portal y... ¡noooo! le dice la otra mujer, su hija deduje al instante, no tienes mascarilla mamá, la mujer se dio media vuelta y al momento regresó con ella puesta.
La madre quería que su hija pasara al portal, pero esta le dijo que no, que este año los besos te los mando envueltos en celulosa y algodón.
La hija le dejó en el suelo, a un metro y medio de sus pies, el bello ramo de flores, así, como a las grandes damas del teatro, a las que se le lanzan flores, aplauso y abrazos... y es que lo merecen.
Del coche bajaron dos chavales, uno de unos 15 años, con cascos y móvil en mano, que este año no tiene que besar a nadie ¡qué bien! o ¿no? no lo tiene tan claro. Y el otro, de unos 8años, saltando y jugando manda saludos a su abuela, este sí, con unas enooooormes ganas de abrazar a su abuela, esa abuela que tantas veces le ha llenado de besos y abrazos.
La abuela sigue allí, apoyada en la pared, hablando, escuchando, sintiendo, saboreando cada minuto. De sus ojos vidriosos sale una lágrima que ya no puede aguantar, queda atrapada en la mascarilla, el trayecto es corto.
Ella le da a su hija una bolsa, con el dulce que hace todos los años el día de la madre, este año lo comerán separadas, tendrá los mismos ingredientes, mil veces lo ha hecho, pero este año lleva algo mas, muuuucho amor y un pedacito de corazón. La hija la mira, sienten lo mismo que ella ¡maldita pandemia! y le dice, este año toca así, mamá pero el próximo año, juntas. Un beso al aire, un adiós con la mano y un: ¡Te queremos abuela! así fue su día de la madre.
Mi abrazo y cariño a todas las madres, las abuelas, las hijas e hijos que no han podido estar y sentir el cariñoso abrazo y los dulces besos de los suyos.
Porque mañana lo celebraremos todo, con seguridad, sosiego y tranquilidad.
Porque esta pandemia no solo es exponencial en sus contagios, también en sus tiempos, dos meses de ausencia no son iguales a los 70 que a los 20.
Lo conseguiremos, tod@s junt@s, por ti, por mí, por tod@s.
Y mi recomendación es: